Algo que muy pocos saben de mi último viaje a República Dominicana (a excepción de aquellas personas que me leen con frecuencia en Twitter) es que yo llegué a experimentar mi primera tormenta tropical (Isaac) a los pocos días de haber llegado a la isla.
Aun cuando la tormenta rosó Dominicana sin causar víctimas ni grandes estragos, si fue lo bastante molesta como para dejarme 2 días encerrado en el cuarto que alquilé y ver películas bajo el frío del aire acondicionado. No sin mencionar la odiosa incertidumbre de saber si Isaac se volvería huracán o no en los días previos a su arribo (cosa que afortunadamente jamás sucedió).
Llega un momento cuando se está en este tipo de encierro que uno desea buscar un pedazo de tiempo y salir a conocer, así sea en medio de la pertinaz lluvia.
Tuve ese momento en el último día del paso de la tormenta en la isla, cuando a falta de buenas películas en horas de la tarde, opté por tomar un paraguas, ponerme mis zapatillas y salir a conocer el área del malecón de Santo Domingo.
Si mucho que perder, caminé los 7 minutos de distancia que separan la casa (donde estaba hospedado) del malecón. Anteriormente, había recorrido una pequeña parte del mismo, pero como era domingo, tenía todo el tiempo del mundo y estaba ansioso de ver algo diferente, caminé más allá de lo conocido hasta entonces.
¿Cómo estaba la lluvia para cuando salí de casa te preguntarás? Por fortuna, hubo un intercambio entre bajareque y llovizna, combinado con el embravecido oleaje que de vez en cuando me mantenía moviéndome aprisa para evitar ser bañado.
Luego de dos horas deambulando y fotografiando, el hambre empezó a pasar factura, por lo que fui a un restaurante que me encontré en una calle a comer un almuerzo BBB. Para quienes no saben, en Dominicana (al igual que en Panamá) BBB significa “bueno, bonito y barato”, haciendo referencia a lo más económico que uno desea pagar.
Para cuando terminé de almorzar, ya dejó de llover así que continué mi recorrido pero esta vez hacia el Palacio Presidencial. Después de 40 minutos caminando y preguntando el atajo más rápido para llegar, pude vislumbrar el Palacio Nacional (la presidencia del país), que para mí vino a ser una versión en amarillo de la Casa Blanca de los Estados Unidos.
Miren las fotos y juzguen ustedes mismos:
Hubiera querido darle la vuelta a toda la cuadra de la presidencia, pero quise también visitar el histórico Parque de la Independencia, que además de albergar monumentos de alto valor históricos para la nación dominicana (como el Altar de la Patria, el Fuerte de la Concepción o la Puerta del Conde), fui aquí en donde pude darme un descanso luego de haber caminado por horas.
La noche llegó enviándome a casa a ver películas y uno que otro episodio de Los Simpsons, y para el día siguiente el clima estuvo muchísimo mejor de lo que hubiera pensado.
¿Cuál hubiera terminado aquel día si no salgo en absoluto de casa bajo la excusa de lluvia? Seguramente más que aburrido, pero por suerte pude sacar el provecho necesario para pasarla bien.
¿Has tenido alguna experiencia similar en medio de una tormenta o cualquier otro fenómeno natural?
Qué tiempo mi Dios!! Yo creo que también, al igual que vos, hubiera salido de todos modos!
El palacio presidencial, tal cual, es muy similar a la Casa Blanca. Y es muy bonito también!
Te sigo leyendo! un abrazo!
Cualquier persona, en el umbral del aburrimiento, hubiese salido Guido 😀
Pues ya le echaste valor a salir a la calle con una tormenta tropical!! jajajaja