Este es un guest post de Aldana Chiodi, una de las mentes maestras detrás del blog argentino Magia en el Camino. Descubrí su blog en 2010, y entre sus tantas historias supe que estuvo por el Tibet.
Personalmente, es un destino que siempre me ha llamado la atención, aun cuando no he tenido la oportunidad de visitarlo. En todo caso, me gustaría que Aldana explicara con ideas básicas de todo lo que se debe hacer para llegar a esta región llena de misticismo.
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Los pueblos tibetanos tienen un imán. No sabría explicar bien por qué, pero estar en ellos significa sentirse rodeado de colores y atraído por una sensación de paz especial y difícil de explicar. Por eso, es mejor experimentarlo en persona.
En la actualidad existen lo que podríamos llamar dos áreas tibetanas: la Región Autónoma de Tibet, que es la que se encuentra bajo dominio chino desde 1950 y es la única reconocida como “Tíbet” por China, y la región del Gran Tibet Chino que incluye varias de las provincias del oeste de China.
Para ingresar al primero, a lo que sería el “verdadero” Tíbet, el gobierno chino puso una serie de restricciones para los viajeros, las cuales encarecen muchísimo el viaje y se suman a la obligatoriedad de contar con un visado chino. Entre ellas se encuentran:
- La necesidad de conseguir permisos (por los que hay que pagar) para cruzar la frontera y luego entrar a Lhasa, la ciudad capital. Aunque este último puede ser que, según la fecha en la que viajas, no lo necesites. Son cosas que se averiguan una vez en el lugar porque cambian de acuerdo con las normativas del gobierno chino. En los últimos años solo fue necesario un permiso, el TTB Permit (Tibet Tourism Bureau Permit).
- El tener que contratar un tour con las actividades a realizar durante los días de permanencia en el lugar. Es decir, que no está permitido viajar allá por cuenta propia, además que el tour debe ser comprado en alguna de las agencias habilitadas para tal fin.
A pesar de estas restricciones, no quiere decir que algunos viajeros no hayan decidido arriesgarse y viajar por su cuenta. Por lo general, son detenidos por las autoridades y obligados a volver a alguna ciudad china luego de pagar una multa costosa.
Pero algunos tienen suerte y logran pasar, aunque no es lo más común. Si llegan a atravesar la frontera, después tendrán otro problema en el momento de salir, debido a que a la salida también se piden los permisos de entrada, e incluso puede que te los lleguen a pedir durante tu estadía.
¿Cómo conseguir los permisos para viajar al Tíbet?
Los permisos para ingresar se consiguen en las grandes ciudades de China, como Beijing o Chengdú. Muchos hostales y hoteles brindan el servicio. Además, hay agencias de turismo que no sólo te venden el tour y el pasaje en tren o avión, sino también te tramitan los permisos por una comisión.
Los precios de estos tours suelen ser muy altos para el bolsillo de un viajero mochilero, ya que superan los $600 por seis o siete días, sin incluir los permisos ni los pasajes. Los permisos suelen tener un valor que rondan entre los $30-$60 dólares (en realidad, “oficialmente” cuesta unos $6, pero como nada más lo tramitan las agencias le suman unos cuantos dólares de comisión).
En algunas agencias aprueban que el pasajero elija los hoteles en los que va a dormir y no le exigen contratar ningún otro servicio, salvo el de guía, que es obligatorio. En general, no se permite que el viajero realice paseos por su cuenta, salvo alguna vuelta corta por Lhasa.
Toma nota de lo siguiente para tener en cuenta en el presupuesto: desde el 2012 aumentaron los precios de las entradas a la zona de los lagos y a los principales atractivos de Lhasa, como el Palacio Potala.
¿Cómo llegar al Tíbet?
Puedes ingresar por tierra o aire. Por tierra hay un tren que recorre la línea ferroviaria más alta del mundo, y los pasajes se logran conseguir en las principales ciudades por las que pasa el tren.
Para obtener un pasaje de tren es recomendable hacerlo con tiempo y fuera de la temporada de vacaciones, dado que son bastantes las personas que se desplazan entre sus ciudades y suelen llenar los trenes y buses con gran rapidez.
También se puede ir en algún vehículo propio o alquilado, pero hay varios controles en las rutas en los que te piden los permisos y los papeles del tour o guía con el que te vas a reunir una vez en el Tíbet.
Por avión existen varias aerolíneas que vuelan desde las principales ciudades de China hasta Lhasa. Los costos rondan entre los $200-$250 (aunque esto es algo que cambia constantemente). En ambos casos, tanto en el avión como en el tren, piden el permiso de ingreso al Tíbet antes de abordarlos. Es aconsejable tenerlo siempre a mano.
En este sitio web verás costos de trenes, y en este otro todo lo referente a los vuelos. En esta otra página verán con más detalles todo sobre los horarios, tarifas y tipos de trenes.
¿Cuándo viajar?
La mejor época del para viajar por el Tíbet, ya sea por la región autónoma o no, es de mayo a noviembre. Igualmente, la altura provoca grandes diferencias térmicas entre el día y la noche, por eso es importante llevar ropa para ambas situaciones de frío y calor.
¿Qué vacunas necesito?
No necesitas ninguna vacuna específica para visitar esta zona, aunque siempre se recomienda tener al día las vacunas contra el tifus, tétano, cólera y la hepatitis.
Además, es conveniente beber bastante agua y embotellada.
El mal de altura
Una de las cuestiones por la que más te debes de preocupar si viajas por esta zona es el denominado mal de altura, ya que varios pueblos se ubican a más de 4,000 metros sobre el nivel del mar. No es un dato menor, ya que por este motivo ocurren varias muertes de extranjeros en la zona por esta cuestión.
No es para asustarse, sino para tomar las medidas pertinentes y, si llegas a sentirte mal, empezar inmediatamente el descenso (de manera lenta) a otro pueblo o acudir al hospital más cercano (si es que hay en el lugar donde estés) para que te suministren oxígeno y suero. Conviene no hacer demasiados esfuerzos, beber mucha agua y comer liviano.
¿Cómo visitar el Gran Tíbet?
Si quieres evitarte los problemas de gastar tanto dinero y conocer la cultura tibetana, podrás visitar los pueblos tibetanos del oeste de China y quedarás igual de maravillado. Si bien los paisajes de alta montaña de la Región Autónoma de Tibet son impresionantes y únicos, el Gran Tibet tiene también sus lugares de ensueño.
Para conocerlo, solo es cuestión de tomar un mapa, averiguar en cada pueblo a qué hora sale el bus hacia el otro pueblo y dejarse llevar por los colores, formas y construcciones del lugar y por la amabilidad de su gente. No se necesita más nada.
Así, de esta manera más sencilla, conocerás en fondo a los pueblos tibetanos, ya que ellos existen desde mucho antes que los gobiernos decidieran establecer fronteras. Entre los lugares que puedas visitar se encuentran los siguientes, aunque hay muchos más:
Desde Chengdú, una de las grandes ciudades chinas que se suele tomar como punto de referencia, salen buses que, luego de recorrer más de 10 horas de un camino serpenteante y angosto que bordea el río Daduhe, llegan a la localidad de Danba.
Si bien en el camino ya se vislumbran las primeras construcciones tibetanas, en Danba no quedan dudas de que estarás en un pueblo-ciudad tibetano. La ciudad está atravesada por el río y ambas orillas están unidas por varios puentes.
La característica de estos puentes es que están repletos de banderas tibetanas de oración. Esas banderas son las que le impregnan un color especial a toda la zona. Se las coloca al viento con el objetivo de expandir las oraciones por el mundo.
Alrededor de Danba existen varias villas tibetanas mucho más pequeñas y auténticas. Una de ellas es Zhonglu, en la que puedes realizar caminatas rodeados de casas, plantaciones, templos, atalayas y mujeres trabajando la tierra con una sonrisa en el rostro.
Desde Danba y luego de unas tres horas en minibús se llega a la pequeña localidad de Tagong. Allí, el paisaje de seguro te hipnotizará: montañas con cumbres nevadas, cielo celeste intenso, algunas nubes blancas como pompones de algodón, banderas de color tibetanas ondeando por el viento, templos dorados y coloridos, construcciones tibetanas, mujeres y hombres caminando y rezando al mismo tiempo.
Son esos lugares donde para algunos “no hay nada para hacer”, sólo descansar, observar y caminar. Pero eso, para mí, implica muchísimo que hacer.
Desde Tagong (y si el mal de altura lo permite) se puede caminar por los alrededores y descubrir templos, monasterios y pequeñas aldeas perdidas en el medio de la montañas, como esperando ser descubiertas por los viajeros.
Desde Tagong, y más hacia el oeste, se puede llegar a la localidad de Litang, muy cerca de la frontera con el “verdadero” Tíbet. En algunos casos, es necesario ir primero a Kangding (una ciudad un poco más grande y donde se puede extender el visado chino) y, desde allí, tomar un bus que demora aproximadamente unas 9 horas.
Litang es otro de esos lugares que te enamoran con solo arribar. Es un pequeño pueblo con sus características tibetanas y unos paisajes imponentes.
Entre las visitas destacadas se encuentran los monasterios con sus enormes ruedas de oración, en donde vale la pena observar la forma de rezar de los fieles. Además, el pueblo está rodeado por varias comunidades nómadas por las que conviene darse una vuelta y conocer su forma de vida.
Extraordinario relato, es como haber viajado por el Tibet, pero no pierdo la esperanza de realizar algun dia este viaje, gracias.
Excelente reseña!
Gracias por compartirla.
¿Sabes cómo poder llegar desde el Tíbet hasta el Monte Everest?
Mi propósito no es ascender, sino solo llegar hasta el pueblo o localidad más cercano a la majestuosa montaña