Este es un guest post de Laura Lazzarino, viajera y escritora argentina. Ella publica sus crónicas en Los Viajes de Nena. Desde 2010 recorre el mundo exclusivamente en autostop. Con su viaje a la Antártida ha demostrado que frenar barcos con el pulgar también es posible.
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A tan sólo mil kilómetros de la costa Sudamericana y con un verano que apenas supera las temperaturas sobre 0°, el último continente descubierto sigue siendo una gran incógnita para los viajeros. Sin población natal ni ciudades establecidas, y protegido bajo el marco de un estricto tratado internacional, la Antártida parece, a simple vista, reservada sólo para unos pocos.
Científicos, militares y turistas adinerados encabezan la lista de los pocos afortunados que cada verano pisan el continente blanco. Aun así, no se deben perder las esperanzas.
Siempre, por más remoto, inaccesible o caro que un destino pueda parecer, hay una oportunidad. Antártida, como todo buen premio, requiere esfuerzo y paciencia. Pero basta con ver los primeros icebergs en el horizonte para saber que vale mil veces la pena.
Cómo llegar
Es la pregunta del millón. Para quienes tengan una tarjeta de crédito poderosa y estén dispuestos a utilizarla, existen decenas de compañías de cruceros que cada octubre- noviembre inician su temporada. Los barcos parten de diferentes puertos del mundo, aunque el más cercano es el de Ushuaia, en Argentina.
Hay dos tipos de empresas: las de lujo y las de expedición. Las primeras se caracterizan precisamente por el confort que ofrecen, como comidas gourmet, camarotes amplios, saunas, casino, entretenimiento, etc.
Pero tienen una desventaja: como el número de pasajeros es muy amplio, la mayoría no realiza desembarcos y el continente se aprecia desde arriba de la cubierta.
En cambio, las segundas empresas son mucho más rústicas, las embarcaciones más pequeñas y el número de pasajeros también. El fuerte se halla, justamente, en la posibilidad de realizar desembarcos.
El rango de precios es muy similar (casi todas inician en los $4000). A mi juicio, ningún lujo se compara con el de poder pisar el continente blanco, ¡Ninguno! Un operador de cruceros que recomiendo es Antarpply.
Para los viajeros de bajo presupuesto, conseguir un puesto a bordo de un barco es más complicado y lo más probable es que todas las puertas parezcan cerrarse antes de empezar a golpearlas. Acá les dejo algunas sugerencias para tener en cuenta:
- Aunque los pasajes se venden con mucha anticipación, siempre hay descuentos de último minuto. Uno o dos días antes de la fecha de salida, los precios se pueden llegar a reducir desde un 30% hasta un 40%.
- Las mejores épocas para negociar son los meses de noviembre y de marzo; es decir, comienzo y final de temporada, que es cuando menos ocupación hay.
- Buscar empleo a bordo no es una posibilidad simple, puesto que la mayoría de las embarcaciones ya viene con su tripulación estable. Sin embargo, sé de viajeros colombianos que lograron conseguir un puesto en la cocina, y se fueron al verdadero fin del mundo sin pagar (es más, les pagaron por ello). Cualquier experiencia en hotelería, gastronomía o turismo es bienvenida. Hay que considerar que las ofertas de empleo contemplan un compromiso de varios meses, que pueden ser duros si uno no está acostumbrado a navegar.
- Los veleros son otra opción. Experiencia en navegación es un buen punto a favor.
- Tener creatividad siempre es una buena carta extra a la hora de hallar lo que uno se propone 😉
Cuándo ir
La mejor época para viajar es durante los meses de diciembre y enero, cuando las condiciones del clima son más óptimas, se obtienen buenas fotografías y se pueden ver las crías de los pingüinos que, sin duda, son uno de los mejores paisajes antárticos.
Qué llevar
La mayoría de los barcos incluye el calzado especial para caminar en la nieve. El resto de la vestimenta es de propia responsabilidad. A continuación, algunas cosas que deberías llevar si pretendes embarcarte en algún momento:
- Suficiente ropa de abrigo, pantalones y campera térmicos e impermeables, guantes, bufandas y todo lo que quieran echarse encima para no pasar frío. (En Ushuaia hay casas especiales que alquilan ropa para esta ocasión).
- El clima es muy variable, por lo que en medio de un paseo puede desatarse una tormenta de nieve. Te sugiero llevar protección para las cámaras fotográficas.
- A bordo todas las comidas están incluidas, pero los caprichos son muy caros. Chocolates y dulces son recomendados.
- El pasaje de Drake es una tortura. Para los que no están habituados a navegar, las pastillas contra el mareo son indispensables.
- Un seguro médico que incluya repatriación es fundamental. La web World Nomads ofrece opciones muy económicas.
Dinero
Aunque los cruceros incluyen todas las comidas y las excursiones, lo ideal sería llevar algo de dinero para los ítems extra que se ofrecen a bordo, o para los souvenirs que se pueden comprar en las bases que se visitan. Todo se comercializa en dólares.
Qué ver y qué hacer
Aunque pueda parecer obvio, mucha gente desconoce que la vida en Antártida transcurre arriba de la embarcación. No hay hoteles, ni restaurantes, ni nada que se le parezca. Uno vive, come y duerme arriba del barco, y desciende sólo para visitar algunas islas, realizar navegaciones entre témpanos, o visitar alguna de las estaciones científicas.
Tales paseos se hacen a bordo de zodiacs, que son unas pequeñas embarcaciones semirrígidas con capacidad para 8-10 personas. El itinerario, además de depender de cada compañía de cruceros, está sujeto a la variación del clima, por lo que es imposible saberlo con anticipación.
Aquí, unas fotos de los atractivos más importantes que nosotros pudimos visitar:
Si deseas leer las crónicas completas del viaje de Laura por la Antártida, visita el siguiente enlace.
Muy interesante el artículo, chicos. He estado varias veces por declinarme por la Antártida, pero esos precios… tiran para atrás.
Espero algún día poder cumplir este sueño… cuando bajen los precios.
Un saludo.