Honduras fue una de las razones principales por las que viajé Centroamérica durante mi viaje en 2010. Siempre que mencionamos un país desconocido lo relacionamos con algo en particular, por ejemplo Perú con el Machu Picchu, China con su gran muralla, Egipto con sus pirámides, Guatemala y México con la cultura maya, y la lista es larga y extensa.
Pero en el caso de Honduras, nunca tuve algo con que relacionarlo, quizá por ignorancia o por ser un país que no escuchamos siempre en los medios. Todo esto cambió el 17 de abril de 2010 cuando pisé Honduras por primera vez.
1- Cuenta con su propia versión del Darién.
En Panamá tenemos la región boscosa del Darién y Honduras cuenta con La Mosquitia. Esta selva, a diferencia del Darién, es mucho más grande y alberga varios grupos indígenas, cada uno con su idioma y tradición única. No es un lugar que sea de fácil acceso, ya que gran parte del recorrido hay que hacerlo en lancha, pero vale la pena si se quiere conocer la otra cara de Honduras.
2- Pensaba que la mayoría de la población del país era indígena.
Tuve esa idea errada por basarme en el conocimiento que Honduras, al igual de Guatemala y México, comparten su historia gracias a los mayas. La realidad es que existe una variedad de mezclas muy enorme (casi el 90% de la población son mestizos), mientras que en las costas abundan más los garífunas y al oeste están los chortís (población descendientes de los mayas).
3- No hay volcanes, o al menos están extintos.
En comparación a sus vecinos, Honduras puede darse el lujo de decir que no cuenta con volcanes activos. Incluso se desconoce cuándo fue la última vez que hicieron erupción. Uno de ellos está ubicado en el Lago Yojoa, lugar al que pude visitar y recomiendo al 100% si eres amante de la pesca o de apreciar la biodiversidad de aves.
4- Lempira fue un cacique.
Al igual que Costa Rica dedica el nombre de su moneda a Cristóbal Colón y Guatemala se lo dedica al ave nacional de su país (el quetzal), Honduras hace lo mismo con Lempira. Este individuo lideró una resistencia allá por el siglo XVI en contra de los colonizadores españoles. Gracias a ello el país de Honduras reemplazó el peso hondureño en 1931 por el lempira.
5- Tegucigalpa no era lo que esperaba.
Miento si digo que la pasé mal en Tegucigalpa. Al contrario, hice buenas amistades allá y conocí bastante de la historia del país, pero como ciudad en sí no me dió muy buena vibra que digamos. Cada quién tendrá una percepción diferente de como uno se siente en una ciudad cualquiera que visite, pero la mia fue algo regular.
6- El calor de San Pedro Sula es de terror.
A menos que seas de San Pedro Sula o hayas vivido un tiempo en ella, acostúmbrate a la idea de llevar contigo una botella de agua y ropa ligera si visitas esta ciudad. El calor promedio durante todo el año es de 31°, e incluso ha llegado a los 37°. Lastimosamente yo experimenté el último número.