Es común escuchar todo el tiempo sobre aquellos sitios o destinos turísticos imperdibles que deben ser vistos por cada uno de los viajeros. Siempre saldrá a la luz este tipo de conversas de que hay que visitar al llegar a un país cualquiera. Si vas a Francia, obligatoriamente debes subir a la Torre Eiffel, o si estás en México no puedes dejar de ir a Cancún.
A modo de anécdota personal, a finales de marzo pude visitar las ruinas de Machu Picchu. Hay tantas cosas increíbles que se han dicho sobre esta enorme ciudadela inca, y si bien es cierto que la pasé bien recorriéndola, tampoco puedo decir que me emocionó en gran manera.
Muchos verán y hablarán de Machu Picchu como una especie de experiencia única que te cambia la vida, pero en mi caso no lo sentí así. Quizá por lo demasiado turístico que es o por haber escuchado tanto de Machu Picchu a lo largo de mi vida, pero luego de haber estado allí no lo vi como nada del otro mundo.
Habrá quienes dirán que estoy loco, que soy un aburrido de primera y que no debería estar viajando por decir que Machu Picchu no me impresionó como tal. Quizá tengan algo de razón, pero la verdad es que no a todos nos gustan las mismas cosas con el mismo nivel de intensidad, y esa peculiaridad es lo que hace que bastantes personas vean el hecho de viajar como si fuera una competencia, cuando es lo contrario.
Todavía recuerdo cuando fui a República Dominicana en 2012, que mis amistades me decían que debía ir a Punta Cana, que era lo mejor en cuanto a playas. Sólo tuve que ir y darme cuenta de lo demasiado turístico que es para descartarlo por completo, y más cuando se te acercan sólo para venderte y nada más. Al final, opté por irme a Juan Dolio, una playa más tranquila y la cual tiene mi total aprecio.
En otro ejemplo, cuando estuve por Ecuador y Perú, varias veces me recomendaron que fuera a los destinos amazónicos de estos países (Puyo en Ecuador e Iquitos en Perú son sólo una de las tantas ciudades amazónicas), que iba a ver lo mejor de lo mejor con respecto a especies de animales y plantas, lo cual es totalmente cierto. Sin embargo, como a mí no me llama tanto la atención la jungla y sus entornos, prescindí de ir a estos lugares.
Creo que mi punto se dio a entender con las anécdotas mencionadas, y tampoco voy a afirmar que detesto cada atractivo popular que esté ubicado dentro de una ruta turística. A fin de cuentas, un sitio es famoso por algo y lo más sensato sería que los locales y las empresas de turismo lo den a conocer al resto del mundo.
Que un destino/atractivo te guste o no dependerá, además del presupuesto que lleves, de tus gustos personales. De nada sirve que tomar excursiones al Amazonas sea una vivencia maravillosa si tú detestas estar en medio de la selva. ¿Asistir al festival de La Tomatina en España, sólo por ser una fiesta famosa, si eres de los que odia estar en la multitud? No le hallo mucho sentido.
No es lo mismo ir a un sitio por deseo propio, a ir sólo porque alguien te dijo que debes ir. Por eso pienso que viajar no debería ser ir a los destinos más populares que sólo se promocionan en las guías de viajes u otros medios.
Viajar debería ser aprender más de este mundo y de otras culturas desconocidas, pero todo basándose en lo que a ti te gustaría hacer, en lo que más te interesa, mientras procuras salir de tu zona de confort y hacer cosas nuevas.
Los sitios turísticos son establecidos por personas y no necesariamente tienen que definir tu estilo de viajar, por lo que no te sientas mal si estás en Argentina y prefieres no visitar Buenos Aires por el simple hecho que no te agrada la idea de ir a las grandes ciudades.
Tomar la decisión de ir a un sitio turístico popular es algo bien personal. Es imposible que a los demás les guste lo que a ti o a mí nos atrae, y aun cuando muchos vean como absurdo el que uno no quiera ir a X o Y destino por el motivo que sea, lo importante de todo esto es saber que no existe lugar en el planeta al que debas ir si no te interesa en lo más mínimo.
¿Existe ese sitio/atractivo que todos desean visitar y a ti no te atrae en absoluto?
Excelente artículo y tienes toda la razón. Me gusta seguir tu blog es muy bueno.
Por lo que he visto eres de Panamá y me gustaría bastante ir en Diciembre para allá pero no quiero ir a Ciudad de Panamá sino que a playas que no sean muy conocidas y que sean “paradisiacas” y que no sean muy caras (plan mochilero). Me podrías dar algún dato?.
Saludos.
Estoy totalmente de acuerdo contigo! Yo estuve en Jordania y todo el mundo me decía tienes que visitar el Tesoro y el Monasterio. Por tiempo y cansancio no puede subir hasta el Monasterio y cuando volví y lo conté me miraban como si hubiera matado a alguien. me decían: ¿Enserio que no has subido al Monasterio?, ¿entonces que has hecho en Petra? En fin… que cada uno haga lo que quiera y sin tener que estar cuestionado por nadie
Hola! pensé que era la única a quien Machu Picchu no le cambió la vida. Es un lugar impresionante, si, pero hay demasiados turistas y no lo pude disfrutar. Disfruté mucho más la caminata por las vías del tren desde Hidroeléctricas hasta Machu Picchu pueblo, me sentí más conectada con la montaña, el río y toda esa naturaleza y fue genial la energía que sentí.
Tampoco soy de visitar los típicos lugares turísticos, me dejo llevar por lo que fluye. La última vez estuve en Chile, y estando en Isla Negra, esperé el bus a Valparaiso durante media hora y como no llegaba me fuí a otras playas, y lo difruté igual. Terminé mi viaje en Chile en Isla de Maipo, un lugar que jamás pensé conocer y que me encantó.
Yo acabo de regresar y ya estoy planificando mi próximo viaje!
Saludos desde Ecuador!