Cuando vemos postales, anuncios publicitarios o comerciales referentes a Guatemala, en algún momento nos tendremos que topar con las famosas ruinas de Tikal. Cada viajero que vaya a Guatemala y salga del país sin haberlas visitado es como decir que no ha conocido Guatemala del todo.
Llegué un domingo a la Ciudad de Guatemala desde Panamá, y no tenía la más mínima idea de cuándo iría a visitar las ruinas. Pero no fue hasta dos días después que opté por llamar a una agencia de tours, quienes me brindaron un paquete económico para conocer Tikal.
Dicho paquete incluía un hospedaje en un hotel ubicado en Isla Flores. Cualquier mochilero que haya ido a Tikal pensará que es algo tonto recurrir a una agencia de tours para conocerla, ya que viajar hasta allá es sumamente fácil. Pero en el 2009 tenía un concepto básico de ser mochilero, y todavía me enfrentaba al temor de irme a un área desconocida por mi cuenta así nomás.
Ese martes, a las 9pm, tomé un bus expreso que partió desde Ciudad de Guatemala hasta isla Flores, recorrido que duró más de ocho horas. El viaje en bus estuvo feo por no decir horrible. Entre el insoportable frío que duró todo el trayecto (no llevaba ningún tipo de abrigo) y la incomodidad de estar sentado por tanto tiempo, apenas pude dormir tres horas.
Como a eso de las 6am el bus llegó a isla Flores. La idea era buscar el hotel, dejar mi equipaje, para luego tomar el busito de la agencia. Ignorantemente asumí que primero era ir al hotel donde había reservado habitación y luego dirigirme a Tikal, pero ocurrió todo lo contrario.
Apenas bajé del bus, habían choferes con sus respectivos busitos, listos para llevar gente a las ruinas. Me monté en uno y en menos de lo que pensaba partimos hacia Tikal.
El siguiente trayecto fue más corto. A diferencia del viaje anterior en bus, este lo disfrute más porque estaba amaneciendo y no esperé un segundo para empezar a tomar fotos.
Paisajes cubiertos de neblina fue lo que aprecié en la hora y media que duró el trayecto de Flores a Tikal. Una vez allá, me pasó por la mente si contrataba a un guía o no, pero por suerte mi sentido común me llevó a rechazar la idea por completo.
Tikal es un sitio super inmenso, mucho más grande que Copán, y a menos que tengas el dinero para recorrerlo mientras el guía te explica la historia del sitio, te recomiendo que lo hagas solo.
Después de casi 6 horas caminando entre templos, plazas, complejos, estelas y caminos boscosos, la ida a Tikal valió la pena más de lo que yo esperaba. Pensé que por la falta de sueño, iba a caer rendido antes de siquiera empezar mi recorrido, pero no fue así, y todo gracias a la pequeña ración de comida que traía conmigo.
Luego de finalizado el recorrido, esperé hasta las 2pm por el busito que me llevó de vuelta a Flores, y una vez llego me dirijo a buscar el hotel donde me estaría hospedando, y ¿cuál fue la sorpresa al llegar? La agencia me llamó para saber porque no había ido con el guía de ellos en la mañana.
Les expliqué toda la situación, y decidieron compensarme con llevarme a conocer las cuevas de Actún Kan el día siguiente, además de brindarme un paseo por el lago Petén Itza. Nada mal el arreglo. El resto del día lo utilicé para recorrer parte de la isla y socializar un rato en el parque cercano al malecón.
Considero que fue una experiencia parecida a la Divina Comedia. Pasar por el momento de sufrimiento, para llegar, poco a poco, a la recompensa que fue conocer Tikal. Al final, valió la pena.